El análisis técnico del perito independiente cuestionó la viabilidad ambiental del proyecto minero y advirtió de los daños irreversibles sobre cinco cuencas. La defensa de Yanacocha insistió en que los riesgos pueden ser mitigados “porque siempre va a llover”.

Redacción: Grufides

Cajamarca 07 de octubre de 2025

Foto: Archivo de Grufides

La audiencia de debate pericial realizada este martes, en el marco de la acción de amparo contra el Proyecto Minero Conga, dejó al descubierto profundas contradicciones técnicas y una alarmante falta de respuestas claras por parte de los técnicos de la minera Yanacocha. Mientras el experto internacional presentado por la parte demandante advirtió sobre los daños irreversibles al sistema hídrico, el perito de la empresa redujo la discusión a una peligrosa confianza en que “siempre va a llover”.

El encuentro judicial, centrado en la evaluación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto, enfrentó dos visiones opuestas. El hidrogeólogo internacional Dr. Gilles Wendling, con amplia experiencia en ecosistemas de montaña e hidrogeología minera en diversas partes del mundo, sostuvo que Conga es inviable debido a su ubicación en la cabecera de cinco cuencas que abastecen de agua a varias zonas de Cajamarca.

Entre sus principales observaciones, el especialista señaló la interrupción del ciclo hídrico natural por la destrucción de lagunas —hecho reconocido en el propio EIA—, el riesgo de contaminación y agotamiento de las aguas subterráneas, y la ausencia de un plan creíble para el tratamiento de aguas ácidas post cierre de mina. “No existe garantía sobre quién asumirá el monitoreo y la remediación de aguas contaminadas a perpetuidad”, advirtió.

En contraste, el perito de Yanacocha, Roberto Parra, minimizó los impactos ambientales afirmando que la desaparición de lagunas como El Perol, Mala, La Cortada, La Empedrada y Azul no implicaría una pérdida real de recursos hídricos, sino una simple “generación de huella”. Argumentó que los reservorios artificiales serían “mejores” para la población porque permitirían una “mayor regulación” del agua, lo que fue cuestionado por la parte demandante al señalar que ello dejaría el control del recurso en manos de la empresa.

Parra también sostuvo que el seguro post cierre cubriría de “forma indefinida” los costos de mantenimiento y tratamiento de aguas ácidas, aunque evitó precisar cómo un monto equivalente a entre el 5% y el 10% de la inversión inicial podría financiar medidas perpetuas.

El momento más polémico de la audiencia ocurrió cuando el perito de la minera afirmó que los impactos serían manejables “porque siempre va a llover” y que los bofedales se pueden crear, tratándolos como si fueran estructuras replicables. Estas declaraciones provocaron indignación entre los asistentes y preocupación entre los representantes de la sociedad civil.

La sesión concluyó con la evidencia de que Yanacocha intenta relativizar los riesgos ambientales y mantener abierta la posibilidad de reactivar el proyecto, pese a haber declarado en distintos espacios que Conga estaría fuera de su cartera de inversiones. La falta de una renuncia formal a la concesión mantiene vivo un conflicto que, más de una década después, sigue poniendo en juego el futuro hídrico y ecológico de Cajamarca, así como el derecho constitucional a vivir en un ambiente equilibrado y saludable.

Más aún, cuando se conocen y se sufren en Cajamarca los graves daños ambientales —particularmente al agua— que las operaciones de la minera Yanacocha han causado a lo largo de tres décadas.