Lunes 11 de mayo 2020
Redactado por: Patricia Páez para El País
Conclusiones de un debate sobre los retos de la Agenda 2030 desde la mirada de los pueblos originarios. Las medidas frente a la crisis de la covid-19 deben incluir los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Con la covid-19 recorriendo todos los rincones del planeta, muchas son las incertidumbres y solo una la certitud: nada será lo mismo. Y si no es todo, mucho habrá que cambiar. Con el confinamiento los niveles de contaminación han llegado a mínimos históricos y eso nos aclara que somos parte del problema, pero también de la solución. Aunque esto no es noticia para quienes protegen directamente la Madre Tierra: los pueblos indígenas.
En este contexto, hace unas semanas se celebró un seminario web para debatir cuáles son los desafíos de la Agenda 2030 desde una mirada de la población indígena. La crisis demuestra que el camino de desarrollo que hemos tomado no ha sido acertado. Por eso, es momento de escuchar a quienes han resistido el avance de un desarrollo económico destructivo. Aquí se exponen algunas de las ideas más potentes de dicha conversación:
1. Faltan sistemas de saneamiento y la implementación de la Salud Intercultural Indígena: Lavarse las manos es la primera barrera contra esta y otras muchas enfermedades. Sin embargo, 3.000 millones de personas carecen de acceso a agua potable y entre ellos, los pueblos indígenas. Con la covid-19 ya entre ellos, tampoco hay suficientes hospitales adaptados y equipados para enfrentarla. Por ejemplo, en Perú el 67% de estas comunidades no cuentan con un centro hospitalario cercano. El país andino solo dedica 2,2% de su PIB a este sector. Las comunidades necesitan y exigen la implementación de una Salud Intercultural Indígena. Diversas asociaciones ya lo han manifestado, pero falta acción política.
2. Erradicar el racismo y la discriminación: Ambos tienen sus raíces en una Historia que ha enseñado a sus sociedades que “ser indígena es ser inferior”. Son herencias coloniales que deben ser eliminadas, empezando por reconocer y reafirmar las identidades. Para ello, hace falta contar con instituciones y autoridades comprometidas con las políticas culturales que actúen priorizando el bienestar de la población frente a los intereses económicos.
3. Priorizar la salud frente a las actividades extractivas: El aumento de mineros contaminados con el virus no ha detenido los trabajos extractivos en el Perú, ni siquiera con la reciente muerte de uno de ellos. Estas actividades son potenciales focos de infección pues se encuentra dentro o en lugares aledaños a territorios indígenas. Y si con las actividades legales la situación no está controlada, las ilegales avanzan por la ausencia del Estado. La consulta previa libre e informada en medidas económicas que impacten a los pueblos originarios deberían aplicarse, pero parece que solo ha quedado en el papel.
4. Incluir una perspectiva intercultural en todas las políticas públicas: Cada medida que lleva a cabo un Gobierno debe tomar en cuenta la realidad cultural de sus comunidades indígenas para evitar su exclusión. ¿Cómo confinar una familia si para comer debe recoger sus alimentos, o agua, lejos de su propia casa? ¿Cómo poner en práctica el distanciamiento social si viven en comunidad? ¿Cómo explicar las medidas barrera si no se toma en cuenta su cosmovisión y lengua originaria?
5. Reactivación de la economía sin dejar a nadie atrás: “Vincular desarrollo sostenible con desarrollo económico deshumaniza las acciones”, dijo uno de los ponentes en el seminario. La globalización no puede traducirse en el abandono de la economía local. Hoy más que nunca se ha evidenciado que no podemos vivir sin la agricultura, pero también que ha sido un sector olvidado y que necesita ser reforzado.
6. Reconocimiento de los saberes ancestrales: La medicina tradicional tiene mucho que aportar. Las comunidades indígenas utilizan la sabiduría de la naturaleza para protegerse. La OMS ya ha reconocido el potencial que tiene la medicina tradicional en distintas regiones del planeta, pero hace falta que los propios países implementen estrategias para aprovechar estos conocimientos y complementar la medicina moderna.
7. Mejorar la educación regional e incluir temas ambientales: Garantizar la continuidad del año escolar ha sido prioridad en las agendas políticas. No obstante, las clases virtuales no responden a las necesidades de miles de menores que no cuentan con internet, ni las clases por radio o televisión se adaptan a las de los pueblos indígenas. La educación tiene que responder al contexto sociocultural de los menores e integrar en ellas una temática ambiental que reafirme la importancia de la protección de la naturaleza.
8. Vigilancia de la justicia en las democracias débiles ya que puede existir abuso de autoridad: En países donde la corrupción se encuentra en la médula espinal del gobierno, la cremación o la sepultura en fosas comunes de las víctimas de la covid-19 podría ser pase libre para que no se investiguen las causas de muerte. Con ello, la vida de defensores ambientales puede estar aún más en peligro. Estaremos confinados, pero la transparencia debe mantenerse y la supervisión ciudadana es indispensable en momentos así.
Los ODS están integrados, requieren estrategias claras y tienen que ejecutarse ya. Los colectivos indígenas, como la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) o la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP) lo saben y se están organizando para tener respuestas eficaces. Incluso COICA ha lanzado un Fondo de Emergencia para la Amazonia para proteger las poblaciones indígenas ante la amenaza de un etnocidio ¿Vamos a escucharlos o esperaremos la próxima pandemia para hacer algo?
Fuente: El País
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