Desde el 2006 los gobiernos conocen esta realidad pero poco o nada han hecho. En los próximos meses se espera un monitoreo en varias cuencas de la Amazonía.
Por Patricia Saavedra
Servindi, 31 de mayo, 2016.- Niños y jóvenes de siete comunidades achuar, de la cuenca del río Corrientes, en Loreto, han visto afectadas sus capacidades intelectuales debido a la presencia de altas concentraciones de plomo en la sangre.
Este daño y otros riesgos para su salud fueron revelados en el estudio “Estimación de los puntos de cociente intelectual perdidos en niños indígenas debido a los niveles de plomo en sangre en la cuenca petrolera del río Corrientes, Perú”, elaborado por la antropóloga e historiadora Frederica Barclay y el experto en salud pública y ambiental, y toxicología, José María Ordoñez.
El estudio se basó en una muestra conformada por 74 personas menores de 18 años de las comunidades Nueva Jerusalén, José Olaya, San José Nueva Esperanza, Pucacuro, Santa Elena, Palmeras y Villa Trompeteros.
Las muestras se tomaron el año 2005 a insistencia de la Federación de Comunidades Nativas del río Corrientes (Feconaco) y la Defensoría del Pueblo, y los resultados se dieron a conocer al año siguiente. Sobre esta base los autores del estudio iniciaron una nueva investigación que obtuvo resultados realmente alarmantes.
Estudios epidemiológicos coinciden en señalar que el plomo en el organismo humano es sumamente perjudicial, más aún en los niños, que son los que absorben la sustancia en mayor proporción.
Ello provoca que los impactos neurológicos puedan ser permanentes y se expresen a través de la reducción de puntos de cociente intelectual (CI), pérdida de concentración con consecuencias en el rendimiento escolar y alteraciones de conducta, advierte el estudio presentado hace algunos días en la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), puede esperarse efectos sutiles de pérdida de puntos de cociente intelectual a partir de umbrales de contaminación en sangre muy bajos: 5 µg/dL; es decir, 5 microgramos por decilitro.
En ese sentido, el estudio centró su interés en el impacto al CI que tiene la presencia de plomo en menores de 18 años. Para esto se usó una metodología que ajusta la relación dosis-respuesta entre niveles de plomo en sangre y puntos de cociente intelectual. Luego amplía la muestra, a partir de algunos principios, al total de menores que se hallaban el 2005 en las citadas siete cuencas del Corrientes.
Se tuvo así que la pérdida media entre los 1,270 niños de 2 a 17 años que vivían en esas comunidades es de 4,5 puntos de CI por niño. "Se trata de un valor muy alto que requiere la mayor atención de parte del sector salud", advierte el estudio.
No obstante, si se toma en cuenta a los menores de las siete comunidades se tiene que los niveles de plomo en sangre, que se estima soportaban el 2005, provocaron una pérdida de puntos de CI que oscilaba entre los 3.907 y los 7.443, con una media de 5.675 puntos.
Ante el alarmante cuadro descrito, el estudio advierte que "se requiere que el Ministerio de Salud (Minsa) actualice en sus protocolos y guías técnicas el nivel de referencia de riesgo de plomo para niños a 5 μg/dL, como ya lo emplea los CDC (Centros de Control y Prevención de Enfermedades) de Estados Unidos".
Este apunte es importante ya que el Minsa de Perú continúa empleando el valor guía de riesgo de 10 µg/dL.
En segundo lugar, ante la próxima realización de un estudio toxicológico y epidemiológico para las cuencas de los ríos Corrientes, Pastaza, Tigre y Marañón, de Loreto (ver más aquí), los autores señalan que el Estado peruano "debe comprometerse a llevar adelante un plan sostenido de vigilancia, crear capacidades a nivel central y descentralizado para atender las consecuencias de estos daños en la salud, y asegurar su financiamiento."
En tercer lugar recomiendan que a la luz del creciente conocimiento sobre el impacto en la salud de las actividades extractivas se haga obligatorio que los Estudios de Impacto Ambiental incorporen de manera sistemática la exigencia de análisis del impacto en la salud de las actividades para su aprobación.
Finalmente, el estudio recomienda al Minsa que "desarrolle estudios sobre la carga de la enfermedad (Environmental Burden of Disease) para que contando con evaluaciones del coste acumulado de la carga de la contaminación por metales pesados a nivel nacional y local se impulse la internalización de los costos de salud en los proyectos económicos, como debería ser."
La contaminación por plomo no es algo reciente en la Amazonía: es consecuencia de varias décadas de presencia petrolera en la zona. Como es sabido, la cuenca de los ríos Corrientes, Pastaza y Tigre son zona de influencia de las operaciones del lote petrolero 192, antes llamado 1AB. Las actividades en esta parte de la selva peruana se iniciaron en los años 70.
Hasta antes del 2006 los residuos tóxicos producto de dichas operaciones se arrojaban a los ríos a vista de todos. Fue luego de una larga protesta que se creó una norma que obligaba a las empresas a reinyectar en el subsuelo dichos residuos.
Cabe precisar, como señala el estudio, que las autoridades han hecho poco o nada por las comunidades afectadas por esta contaminación pese a contar con información desde el 2006.
Para leer el estudio completo hacer clic en el siguiente enlace:
Fuente: Servindi
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