El oro atrae el delito. Organizaciones criminales dedicadas a la trata de personas atraen a las jovencitas con engaños desde distintas partes del país, incluida Lima. Pero también hay muchachas que recalan en La Rinconada en busca de clientes entre los 70 mil mineros que laboran en el lugar. Una prostituta podría ganar hasta 10 mil soles mensuales debido a que los trabajadores tienen altos ingresos por la venta del oro. En la zona la presencia policial y fiscal es mínima para ejecutar operaciones con la finalidad de liberar a las jóvenes retenidas contra su voluntad por los dueños de los locales.
La trujillana Susy Delgado Quispe, de 21 años, era una "dama de compañía" en la discoteca "Mil Amores" de La Rinconada, un centro poblado puneño dedicado a la minería ilegal. El 25 de setiembre pasado, su cuerpo, atado de pies y manos, apareció lanzado en la calle. La apuñaron doce veces en el pecho. La policía de Juliaca concluyó que el autor había sido el novio de la muchacha. La mató porque había descubierto que se dedicaba a la prostitución.
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La minería ilegal en La Rinconada sí atrae al delito.
De acuerdo con cifras policiales locales, en La Rinconada funcionan 400 discotecas y centros de diversión en donde "trabajan" más de 2,800 muchachas, una parte de ellas menores de edad. Se encargan de divertir y dar placer a los 70 mil mineros que laboran en la zona. Una de las muchachas que llegaron al lugar para ganar dinero con la prostitución fue Susy Delgado.
“En La Rinconada uno de los factores que originan la trata de personas es la minería, que en gran parte es informal. Esta actividad da lugar a que los mineros en su momento de ocio sean los principales clientes que concurren a los night clubs, bares y cantinas. Si el negocio es rentable es por la concurrencia de clientes, porque si no hubiera clientes no existiría esta clase de negocios en los que se comete el delito de trata de personas. Esa es la razón vista de manera objetiva”, explicó el fiscal provincial de Puno especializado en delitos de trata de personas, Guido Pilco Delgado.
“Hay miles y miles de mineros que son clientes de estos bares y cantinas donde mujeres mayores y menores de edad son objeto de explotación laboral y explotación sexual. Y lo que digo no es una apreciación mía sino es el resultado que arrojan los operativos que hemos desarrollado”, apuntó el fiscal Pilco.
Las jóvenes explotadas en La Rinconada son captadas con engaños en diferentes partes del país, como Cusco, Puno, Arequipa, Madre de Dios, Apurímac y Lima. Las reclutan con la promesa de trabajo en restaurantes o tiendas de ropa. Las organizaciones les ofrecen un pago de hasta 7 mil soles mensuales, lo que les resulta muy atractivo, especialmente a aquellas que no cuentan con trabajo.
Cuando la joven arriba a La Rinconada y se encuentra con la espantosa realidad y reclama irse, no se lo permiten. La retienen hasta que cumpla con el contrato verbal de un mes el trabajo. Y si quiere irse inmediatamente, le exigen el pago total de lo que ha costado trasladarla hasta la zona minera.
Finalmente, a miles de kilómetros de sus hogares, sin un céntimo en el bolsillo y nadie que las pueda ayudar, a estas jóvenes sólo les queda prestar su consentimiento, un consentimiento forzado producto de la situación de vulnerabilidad en que se encuentran.
“Una de las jóvenes que logramos rescatar del trabajo de dama de compañía narró que cuando llegó le entregaron ropa, zapatos de tacos y maquillaje. Le ordenaron que se arregle para trabajar inmediatamente. Le explicaron que el trabajo consistía en beber alcohol con los clientes y bailar, y si querían tocarla, de la cintura para arriba no pasaba nada, el cliente podía hacerlo. Pero si querían ir más lejos había un pago aparte. Ella se negó, pero la amenazaron con no pagarle y dejarla de hambre”, relató el fiscal Pilco.
Las jóvenes reciben por su trabajo dos tipos de ganancia: las "fichas" y el "pase". La primera consiste en tomar licor con los parroquianos: por cada cerveza le abonan el 50%. Las cervezas son vendidas por par a un costo de 25 soles. Y la diferencia se la lleva el que regenta el local.
El "pase" es el ticket que recibe el cliente luego de haber consumido una caja de cerveza como mínimo, o dos botellas de vino, que tiene un precio de 100 soles cada uno.
La salida de una menor del local cuesta 500 soles por un máximo de una hora, y las ganancias también van a medias. Lo que la chica pueda sacarle de más al cliente se queda con ella.
“Una chica puede obtener 8 mil o 10 mil soles mensuales haciendo 'pases'. Lo pueden recibir a diario o semanal. Sucede que se habitúan al trabajo y luego lo ven como algo natural. Se acostumbran a ese ritmo de vida. Ahora se está dando el caso de jóvenes que van a La Rinconada por 3 meses y luego vuelen a su tierra, y lo repiten el año siguiente. Esto es común entre estudiantes universitarias. Llegan en su periodo de vacaciones a trabajar y a su retorno inquietan a sus compañeras y les ofrecen casa y comida”, afirmó el jefe policial de la Sección de Investigación Criminal de Juliaca, mayor PNP Pedro Mendoza Vega.
La presencia del Estado en La Rinconada es casi nula. Las únicas autoridades son los 48 efectivos policiales divididos en dos turnos que trabajan en la comunidad minera. Es un número insuficiente para una población de 70 mil personas. Solo en la ciudad de Puno existe un departamento policial de trata de personas integrado por tres oficiales. En Juliaca, jurisdicción de los operativos en La Rinconada, no existe un equipo policial que trabaje exclusivamente en acciones de inteligencia para la detección, seguimiento y captura de delincuentes vinculados a este delito.
En La Rinconada se pueden encontrar menores de edad que proceden principalmente de la zona del Alto en La Paz, Bolivia. Al igual que las víctimas peruanas, son captadas con propuestas de trabajo en Juliaca y luego son sometidas a un proceso de explotación sexual.
“No sabemos cuántas hay porque al llegar aquí se hacen pasar por peruanas; solo cuando confrontamos sus identidades con Reniec, aceptan que son bolivianas. Su ingreso es fácil debido a la falta de control en la frontera, pero principalmente ingresan por Desaguadero”, precisó el mayor Mendoza.
Desde que se creó la Fiscalía especializada en delitos de trata de personas de Puno hace siete meses, 15 chicas bolivianas han sido liberadas y entregadas a autoridades de su país.
“La forma de este delito ha avanzado porque tenemos delincuentes que consideran que es normal captar a una menor de edad y darle trabajo en La Rinconada. Consideran que la están ayudando al darle 'trabajo'. Y por otro lado, tenemos víctimas que no se reconocen víctimas, y que cuando hay un operativo ven al fiscal y la policía como sus enemigos. Nos acusan de malograrles su fuente de trabajo. Es un asunto muy delicado. A las jóvenes ya no se les retiene en contra de su voluntad ni se les encierra. Eso ha evolucionado", indicó el fiscal de trata de personas, Guido Pilco.
Pero la vida de las jóvenes no es segura, muchas de ellas son atacadas por los clientes y hasta son asesinadas. O por personas allegadas cuando las descubren en los prostíbulos, como ocurrió con la trujillana Susy Delgado Quispe, apuñalada por su novio que no soportó que vendiera su cuerpo por un puñado de dinero.
En lo que va del año, la Policía y el Ministerio Público han realizado en La Rinconada 15 intervenciones a los centros nocturnos. Fueron rescatadas jóvenes y menores de edad que fueron llevadas con engaños desde diferentes zonas del país para trabajar como damas de compañía y meretrices.
Para el Coordinador de la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza de Puno, Enrique Álvarez Segura, la trata de personas en Puno es una consecuencia de la minería ilegal.
"Me parece una actitud muy populista de Keiko Fujimori que por captar votos incentive la informalidad, creando caos y polémica entre la población, y originando que la trata de personas se incremente. Este gobierno ha intentado dar pasos en la legalización de la minería y lo que debería hacerse es fortalecer lo que ya existe”, manifestó Enrique Álvarez.
Realidad. “En La Rinconada la principal fuente de trabajo es la minería, la segunda es la prostitución”, señaló Justo Roque Álvarez, regidor del Centro Poblado de La Rinconada.
Lentitud. Desde 2012, existe en Puno una ordenanza regional que declara de interés público solucionar la trata de personas, pero que hasta el momento no se ejecuta por falta de impulso del Gobierno Regional de Puno.
Fuente: Diario La República
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