La lucha que no ceja de la 'Berta Cáceres peruana'

Categoría: Derechos humanos

El Mundo, España, 06 de Octubre del 2017

Por: Nuria López

Tras un emotivo discurso, la cerrada ovación del público asistente a la entrega del premio Goldman 2016 y ya con los focos y las cámaras apagadas, la campesina peruana Máxima Acuña volvió a su tierra, un paraje perdido en el distrito de Cajamarca (al norte de Perú), donde continúa su lucha, vigilando la Laguna Azul situada frente a sus tierras. Recibir el llamado 'Nobel Verde' dio reconocimiento internacional a su causa, sin embargo, y como ya le ocurriera a su predecesora, la hondureña Berta Cáceres, el galardón no frenó las amenazas que desde 2011 recibe por parte de la minera Yanacocha, una de las productoras más importantes de oro de Sudamérica, por no querer ceder el terreno de Tragadero Grande donde vive.

Tampoco puso fin a los hostigamientos el hecho de que la Corte Suprema confirmara este mismo año la absolución de Acuña tras un recurso presentado por la compañía. "Las amenazas continúan, lo que pasa es que la empresa al verse tan expuesta ha cambiado de estrategia", explica la también peruana Mirtha Vásquez (41 años), abogada de Acuña y directora ejecutiva de la ONG Grufides, donde desde el año 2001 trabajan con empeño en la defensa de las comunidades por el incremento de las vulneraciones de derechos que sufrían las personas por parte de las empresas. El sector de la minería provoca graves conflictos en Perú, siendo uno de los países en los que los activistas contrarios a este tipo de negocios extractivos sufren más asesinatos, como alerta la organización Global Witness.

"Ahora no le amenazan directamente, pero le ofrecen dinero o cambiarle el terreno y de manera un poco solapada le dicen: 'Tienes que irte porque cualquier día va a pasar algo'", subraya Vásquez en una entrevista, durante su visita a Madrid para participar en el seminario 'Criminalización de la defensa de los Derechos Humanos en América Latina y Europa', organizado por AIETI, Mundubat y Brigadas Internacionales de Paz. El objetivo de Yanacocha es construir el megaproyecto Conga en los terrenos de la comunidad de Sorochuco, donde inamovible permanece Acuña y su familia.

"El premio [Goldman] sirve para dar valor a su lucha a nivel internacional, pero localmente, en Cajamarca, le ha traído muchos problemas de enfrentamientos con la gente", aclara la fiel defensora de la campesina. Por un lado, están los que viendo la lucha de Acuña perciben que se puede lograr justicia, pero "hay una campaña muy intensa de la empresa" que hace que una parte de la población mire a "Máxima como alguien que se aprovechó de la situación, alguien que está mintiendo" o que incluso busca el dinero, subraya la letrada de Grufides. Una acusación que no concuerda con la postura que le valió el premio Goldman 2016. "Ella dice que no está dispuesta a cambiar por dinero toda su lucha", asegura la abogada Vásquez.

Pese a la victoria judicial obtenida este año, el caso de la activista Acuña no está cerrado. "Hemos ganado un proceso judicial que la declara inocente de los cargos que la empresa minera le acusaba: usurpación y de ser una invasora. Es un proceso que permitió demostrar la inocencia y que ella es la persona legítima de ese terreno", detalla la directora ejecutiva de Grufides, que apunta que hay otros procesos abiertos, incluidos los emprendidos por la defensa de Acuña contra las presiones que recibe, como los cierres de caminos para acceder a su hogar o la violación de su intimidad con el envío de drones para espiarla.

Unas presiones que han generado un fuerte estrés psicológico, indica Vásquez, a esta campesina de escasos recursos, analfabeta y de apenas metro y medio de estatura, aunque con una fortaleza que por el momento no le ha llevado a claudicar. "Máxima tiene una frase muy buena que es: 'Mi vida no es un negocio', porque realmente ella siente que la empresa lo está reduciendo todo a dinero", apostilla la letrada.

La abogada de Grufides no permanece ajena a las amenazas. No sólo le resulta imposible llegar a la casa de Acuña por la "restricción total" que existe para entrar por carretera oficial, lo que le obliga a tomar un camino alterno que demora seis horas, también el acompañamiento a la premio Goldman 2016 le ha estigmatizado.

Hoy Acuña es un símbolo de la pelea que se libra en Cajamarca entre comunidades y grandes empresas. "Es una zona que por haber tenido minería desde los años 90 se ha ido suscitando una situación de conflicto social, que se ha vuelto casi permanente", destaca la representante legal de la 'Berta Cáceres peruana'. "Se ha probado estos años que la minería no genera desarrollo, ni es una oportunidad de crecimiento, sino más bien es una amenaza para la dinámica local", apunta Vásquez.

Los conflictos sociales se encuentran muy ligados al 'ADN' de la política peruana. Con el ex mandatario peruano Ollanta Humala llegó la decepción, en opinión de Vásquez."Fue uno de los presidentes más decepcionantes para la población porque los votos salieron de las promesas que él hacía, pero cuando se sentó en el sillón presidencial se olvidó de todo eso e hizo una alianza muy fuerte con los empresarios", explica la miembro de Grufides. En cambio, con Pedro Pablo Kuczynski no cabe esperanza alguna porque "es alguien proempresa", añade.

Mientras se sigue recordando a nivel mundial a la activista hondureña Berta Cáceres y Acuña sigue haciendo frente a Yanacocha, cada vez se registran más muertes de defensores de derechos humanos. Según la ONG Front Line Defenders, 2016 fue uno de los peores años para los defensores de los derechos humanos, con 281 muertes registradas en todo el mundo.

 

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